La historia de la humanidad está solimentada en teorías, hipótesis, lecturas de los hechos. Frases como “la historia la escriben los que ganan”, “todo es según el cristal con que lo mires” y análogas, cobran fuerza ante los constantes cambios que la existencia presenta. Verdades de ayer son la risa del hoy: desde el simple la tierra es plana, hasta el variado y cambiante régimen alimenticio para prolongar la salud; las famosas “verdades comprobadas científicamente” van cayendo y modificándose en distintos grados y tiempos, y con distintos costos y beneficios culturales que, claro, repercuten de inmediato en la ciudadanía. La sexualidad también ha sufrido y sufre los recortes de las diversas miradas de las culturas dominantes. Es que es tan difícil permitir que las cosas sigan su curso sin tratar de controlarlas. ¿Cómo no controlarlas? ¿Sí no se las controlan a dónde llegarían? Y así el miedo a lo desconocido nos lleva a cometer los actos de castración más atroces. El universo es insondable y da vértigo, esto es fácil de pensar: análogamente los pequeños movimientos de nuestra cimentada base de creencias dan vértigo y ante el vértigo nos aferramos a lo que tenemos a mano. Pero a ver, los dictámenes científicos se basan en hipótesis que logran ser justificadas, y que no encuentran otra hipótesis que las desmienta (al menos hasta que llegue el día), por eso: Justificado no significa Comprobado...
martes, 27 de abril de 2010
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